
Un nuevo libro explora la forma en las que políticas actuales pueden incrementar los riesgos de una inseguridad alimentaria
Las políticas erróneas que reducen la producción de cultivos o redirigen su uso a la elaboración de biocombustibles pueden alejar de su objetivo a responsables e interesados, de su intención de alimentar adecuadamente a la población mundial en un futuro.
Así lo expresa Richard J. Sexton, conocido profesor emérito de la Universidad de California en Davis, en un reciente artículo publicado en ARE Update basado en su libro UC Press “Food Fight” (Pelea por los alimentos).
Sexton señala que “existen cuatro factores principales que impulsarán la demanda de productos agrícolas en lo que resta de este siglo: el crecimiento poblacional, el aumento en el ingreso, las demandas dietéticas expandidas asociadas con el aumento de ingresos y el crecimiento impulsado por políticas de demanda de biocombustibles”.
Ante la hambruna, los conflictos mundiales y los precios de los alimentos al alza en muchas partes del mundo, no debe sorprender que la hambruna, la malnutrición y la inseguridad alimentaria sigan siendo problemas críticos que este mundo debe resolver.
Solo durante el 2023, cerca de 733 millones de personas padecieron hambre y un enorme 29% de la población podría describirse como moderadamente o gravemente con inseguridad alimentaria.

A pesar de la desaceleración en la tasa de crecimiento poblacional, las Naciones Unidas siguen anticipando que para los 2080 se llegará a un máximo de 10,300 millones de personas (un 26% más de nuestro total actual de 8,200 millones de pobladores). Y no solo habrá más bocas que alimentar al final del siglo, conforme el ingreso se incremente, también habrá tendencias a un incremento asociado a la demanda de alimentos (tanto la cantidad de alimentos como la dieta deseada).
Sexton explica que conforme el ingreso crece, la gente tiende a cambiar de una alimentación rica en alimentos básicos como granos y tubérculos a una rica en frutas y proteínas animales. No obstante que esta diversidad dietética puede ser más saludable, los animales no convierten los granos en calorías de manera tan eficiente como producir granos directamente para consumo humano – es decir, se toma más tierra para alimentar a las personas al incrementarse el consumo de proteína animal.
Además, conforme las políticas públicas disponen un mayor uso de biocombustibles, muchos de los granos no son usados para alimentar a humanos ni a animales, sino como materia prima para producir combustible. En Estados Unidos – el principal productor de maíz en el mundo – aproximadamente una tercera parte de los cultivos son utilizados para la producción de etanol y casi la mitad del aceite de soya para producir diésel. El uso expandido de biocombustibles también ha encabezado la expansión de la tierra basada en la agricultura. La conversión de bosques a producción agrícola es una importante fuente de emisiones de carbono y otros daños ambientales.
Sexton señala que otras políticas gubernamentales también contribuyen a reducir los suministros alimentarios a nivel mundial, incluyendo el apoyo a la agricultura orgánica, alimentos locales y bienestar animal. Globalmente, un factor fundamental que restringe los suministros alimentarios son las políticas que previenen que las granjas se consoliden para obtener escalas productivas de eficiencia mínima.
Cuando la conversación para alimentar exitosamente al mundo surja, muchos dirán: “Simplemente haremos lo que siempre hemos hecho en el pasado e incrementaremos la productividad agrícola a través de la innovación”. Sin embargo, los estudios han mostrado que, desde los años 1990, la tasa anual de crecimiento de la producción agrícola ha ido a la baja. Al avanzar, los granjeros del mundo se enfrentarán a retos adicionales para expandir el suministro alimentario, incluyendo el cambio climático y la resistencia de las plagas a los tratamientos tradicionales. ¿Estarán los gobiernos a la altura de estos retos al invertir en la investigación y desarrollo de la producción agrícola o duplicarán las políticas que añaden a estos retos?
Para conocer más sobre estas tendencias y políticas que podrían afectar la habilidad para alimentar al mundo en el futuro, lea el artículo de Richard J. Sexton: “Are We on Track to Adequately Feed the World in the 21st Century?” (Estamos encaminados a alimentar adecuadamente al mundo en el siglo 21?) ARE Update 28(6): 1–4. UC Giannini Foundation of Agricultural Economics, en línea en https://giannini.ucop.edu/filer/file/1755708271/21406/
ARE Update es una revista bimensual publicada por la Giannini Foundation of Agricultural Economics para educar a legisladores y agroempresas profesionales sobre nuevas investigaciones o análisis en temas agrícolas importantes y economía de recursos. Los artículos fueron escritos por miembros de la Fundación Giannini, incluyendo a especialistas de la facultad y de agricultura y economía de recursos de Extensión Cooperativa de la Universidad de California y estudiantes universitarios de postgrado. Para conocer más sobre la Fundación Giannini y sus publicaciones, visite https://giannini.ucop.edu/.
*La División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California (UC ANR) lleva información y prácticas de la UC a los 58 condados de California.
A través de la investigación y la Extensión Cooperativa en agricultura, recursos naturales, nutrición, desarrollo económico y juvenil, nuestra misión es mejorar la vida de todos los californianos.To read in English.